- Vacuna meningocócica
Como protección contra las enfermedades causadas por meningococos se dispone de una vacuna meningocócica. Existen vacunas contra diferentes subgrupos (serogrupos) del agente patógeno. El Comité de vacunación permanente del Instituto Robert Koch (STIKO) recomienda una vacunación meningocócica para todos los niños entre los 12 meses y los 18 años.
- Vacunación contra Haemophilus influenzae
El Comité de vacunación permanente del Instituto Robert Koch (STIKO) recomienda la vacuna contra el tipo de bacteria Haemophilus influenzae para lactantes y niños pequeños. Con esta vacuna se alcanza una protección permanente de varios años de alrededor del 90%. Las vacunas de recuerdo en la edad escolar no son necesarias porque las enfermedades graves provocadas por Haemophilus-influenzae únicamente aparecen en muy raras ocasiones tras el séptimo año de vida. Gracias a los programas de vacunación con la denominada vacuna Hib (vacuna contra la Haemophilus influenzae serotipo B), las enfermedades meningíticas causadas por Haemophilus influenzae tipo B han disminuido fuertemente en Europa. El tipo B es el serotipo más peligroso de todos los causantes de la enfermedad.
- Vacuna contra neumococos
La vacunación también es una protección para los no vacunados: inmunidad de grupo
Una vacuna no solo protege a la persona vacunada de un brote de meningitis, sino que también impide que una persona se convierta en portador del germen sin saberlo y que lo transmita a otros. Con la vacuna no solo se consigue la protección del individuo, sino también la de los no vacunados. Es lo que se denomina inmunidad de grupo o colectiva. La protección será mayor cuantas más personas estén vacunadas porque no representarán ningún reservorio para los agentes patógenos. Por esta razón, una cobertura de vacunación amplia de la población es un paso importante en la lucha contra los causantes de enfermedades.
Quimioprofilaxis
Por quimioprofilaxis se entiende la dosis preventiva de antibióticos suministrada a las personas que hayan tenido un contacto con enfermos de meningitis.
Los profesionales estiman que el peligro para aquellas personas en contacto directo con formas de meningitis neumocócica o de septicemia meningocócica que pueden conducir rápidamente a la muerte, es de 500 a 1.000 veces mayor que en el caso de personas que no están en contacto.
Por ello, este tipo de profilaxis es de suma importancia.
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