La hepatitis D es una enfermedad hepática que puede adoptar formas agudas o
crónicas, causada por el virus de la hepatitis D, también conocido como VHD.
Cabe destacar que la hepatitis D requiere de la presencia de
infección por VHB si no la infección no es posible, por lo tanto la única
manera de prevenir la hepatitis D es la vacuna contra la hepatitis B.
La
infección por ambos virus produce una enfermedad más grave que si solo se
produjese por hepatitis B.
Las vías de transmisión del VHD son las mismas que el VHB:
estas pueden producirse por el contacto percutáneo o sexual con sangre o
productos sanguíneos que se encuentran infectados. Así mismo, también es posible la transmisión
vertical de madre a hijo aunque es menos frecuente.
Por otra parte, la infección simultánea de Hepatitis B y D
puede producir una hepatitis grave, incluso fulminante, aunque su recuperación
suele ser total y menos de un 5% de los casos se vuelven crónicos.
Por otra parte los grupos que se encuentran en riesgo de
padecer hepatitis D son los portadores crónicos de hepatitis B y las personas
que no están inmunizados contra el VHB.
El diagnóstico de infección por VHD se basa por la presencia
elevada de inmunoglobulinas G y M y anti- VHD. En el siguiente vídeo se muestran las diferentes formas de diagnosticar la hepatitis D mediante serologías.
Por la proximidad de las enfermedades quizá te interese visitar nuestras entradas sobre la Hepatitis B:
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